Hace unos días hablábamos con un grupo de mamás en el arenero del parque sobre el uso de los móviles y/o tablets con los bebés (en este caso tenían entre 8 meses y 2 años y medio). Dudas hay muchas, pero la primera pregunta que surgía era si las pantallas son malas para ellos en sí mismas, por sus características técnicas.
Lógicamente, genera miedo la posibilidad de dañar los ojos del bebé o entorpecer el desarrollo de su visión. Por eso es importante informarse bien en este sentido y es lo que intentaré compartirte a continuación. Sin embargo, también me gustaría transmitirte que hay que considerar otras cosas además de las características técnicas.
Pensándolo desde un punto de vista subjetivo, hay mucho más a tener en cuenta sobre las pantallas para decidir si se las daremos a nuestros hijos o no: cuestiones relacionales, evolutivas, de su desarrollo psíquico, psico-motriz, etc.
Para despejar dudas, vayamos primero a la pregunta original. Veamos qué podemos saber sobre las características de las pantallas y sus efectos sobre la visión de los peques.
¿Son malas las pantallas?
Desde lo técnico, la mayoría de las pantallas actualmente son de LED. Hay muchas menciones a estudios que advierten que la luz que emiten los LED puede generar daños en la retina si la exposición es prolongada.
Aquí un inciso: no puedo dejar de observar que en toda la información que he encontrado sobre estos estudios siempre aparece relacionada una empresa que comercializa, precisamente, filtros para pantallas. Es difícil valorar los resultados cuando puede haber intereses comerciales de por medio. De todos modos, no podemos ignorarlo: la exposición prolongada a la luz LED sí puede ser nociva para los ojos.
También encontramos otras advertencias y recomendaciones sobre las pantallas:
- Desde el Colegio oficial de Ópticos Optometristas de Cataluña advierten, para todas las edades, sobre el sindrome visual informático.
- El Colegio oficial de Ópticos Optometristas de Andalucía lanzó en 2015 el Plan General de Educación para la Salud Visual Digital 2015-2020 (hay que decir que, otra vez, aquí encontramos a la empresa que vende filtros…)
En el caso de bebés y niños pequeños, además, sucede que su sistema visual todavía se está desarrollando. La exposición prolongada a fuentes de luz brillante y el simple hecho de fijar la vista un tiempo prolongado, pueden influir negativamente en ese desarrollo.
¿Entonces, nada de pantallas para ellos? Pues incluso habiendo confirmado que desde lo técnico pueden ser malas, hay otras cosas a considerar que son igual de importantes… o según cómo, incluso más. Pensemos en qué situaciones pondríamos a nuestro bebé delante de una pantalla.
Usos de las pantallas con los bebés
Una de las mamás del parque me contaba que toda su familia es de otra provincia. Habla con ellos permanentemente por whatsapp e incluye a su nena de 10 meses. Sin embargo, está con la duda permanente de si la pantalla podría hacerle daño.
Como en casa también se da esta situación (pero con distancia transoceánica ;-) ), hace mucho tiempo que las “visitas familiares” se dan por videoconferencia. Desde que nació Uriel, claro, él también está incluido. Es la única manera de que pueda tener contacto cotidiano con su familia materna.
En la realidad actual, la videoconferencia con familiares o amigos que están lejos es algo cada vez más habitual ¿Tendríamos que privar a nuestros hijos de esa posibilidad de contacto?
Aquí es donde hay que hacer diferencias y valorar qué vale la pena y qué no. No es lo mismo estar junto con su mami y/o papi hablando con la abuela o el tío que están lejos que estar solo delante de una pantalla viendo un vídeo que no entiende. Aún así, hay momentos en los que un rato de vídeo puede facilitar mucho las cosas. Por ejemplo, mi hermana, anestesista pediátrica, me comentaba que en ingresos hospitalarios les ayuda mucho a estar más tranquilos.
Otro uso habitual es ponerles juegos “educativos” que se ofrecen como adecuados para bebés o niños pequeños. A ellos seguro que les llamarán la atención: están llenos de figuras, movimientos y colores brillantes. Sin embargo, aquí tenemos que volver a pensar qué implica que las acciones sucedan dentro de una pantalla.
Qué son las pantallas y qué implican
De tanto utilizarlas hay cosas muy básicas que se nos olvidan por completo. Nosotros, adultos, estamos acostumbrados a mirar pantallas e interpretar lo que allí se ve en plano como tridimensional (una ventana detrás de otra, por ejemplo). También sabemos que lo que vemos en la pantalla corresponde a objetos de la realidad física.
Un bebé todavía está formando su visión del mundo, incluyendo lo que ve en una pantalla. Ve luces y colores brillantes, pero no ve las cosas como las vemos nosotros. La pantalla es plana. Incluso aunque no sea sólo mirar un vídeo, aunque interactúen con ella, es muy difícil que puedan extrapolar eso a la realidad física que los rodea.
Además, hay algo que es fundamental para su desarrollo subjetivo, psíquico, motor, de lenguaje, etc. Lo más importante para un bebé es la interacción directa con las personas y los objetos que lo rodean. Necesitan experimentar con los sonidos, los olores, los materiales y también con las relaciones. Necesitan diálogo, palabras, y el feedback que reciben de la cara de los padres u otras personas significativas.
Por otro lado, hay algo que a los adultos a veces también se nos olvida. ¡El mundo está lleno de maravillas para quien se detiene a observar! Para los bebés y niños pequeños todo es nuevo, cualquier cosa es una fuente de descubrimiento y diversión. Ni siquiera es necesario que sean juguetes: un trozo de cuerda, la bolsa de pañales o los tuppers del cajón de la cocina pueden mantenerlos entretenidos el mismo tiempo que un video… o más.
Entonces ¿pantallas para los más peques sí o no?
Lo importante es tener en cuenta que sí hay riesgos y sobre todo considerar lo que se pueden estar perdiendo durante el tiempo que están frente a la pantalla. Tampoco es cuestión de colgarse el cartel de “malos padres” por ponerles algún video como entretenimiento de vez en cuando.
Se trata de valorarlo teniendo en cuenta la información que comentamos y hacernos algunas preguntas básicas:
- ¿Realmente es necesario ese rato de pantalla?
- ¿Lo necesitamos nosotros (los adultos) por algún motivo?
- ¿Le va a aportar al niño algo que valga la pena?
Si la respuesta es afirmativa, entonces seguramente será un uso de la pantalla con criterio (si vas a ponerle vídeos, ten en cuenta que sea en una plataforma segura). Si es que no ¡que se entretenga con otra cosa! En casa, por ejemplo, los tuppers de la cocina terminan sistemáticamente dentro de la lavadora y la ropa limpia que está bajo el cambiador esparcida por el suelo o sobre su cabeza. Y sí, un rato más para nosotros de estar recogiendo cosas ¡pero lo bien que se lo pasa! ;-)
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